Los despachos de profesionales se han convertido en un objetivo muy apetecible para los ciberdelincuentes, debido al tipo de información sensible que manejan. A ello se suma que la mayoría son pymes, que son más fáciles de atacar que si se tratara de una gran organización.
Garantizar el éxito presente y futuro en un despacho de profesionales dependerá en gran medida de la confianza generada entre sus clientes. Por supuesto, un despacho que sufra fugas de información y no las gestione de forma correcta, no contará con la confianza de los clientes, por lo que es importante que estos negocios apuesten por la ciberseguridad.
Según INCIBE, son varios los riesgos a los que tiene que hacer frente un despacho de profesionales, si bien el que podría generar graves consecuencias es la fuga de información. Esta puede producirse de forma accidental o intencionada por un miembro de la organización, o por medio de un ataque externo perpetrado por ciberdelincuentes, debido a la inexistencia de controles de seguridad a nivel organizativo.
Otra de las causas más comunes por las que suele producirse una fuga de información es por no llevar a cabo buenas prácticas relacionadas con el uso del correo electrónico o los sistemas cloud, incluyendo contraseñas débiles, enviar un correo con información confidencial a otro destinatario o abrir adjuntos en correos electrónicos sin haber comprobado antes el remitente o la posible existencia de malware.
Pero los despachos de profesionales tampoco están exentos de sufrir un ataque de ingeniería social como es el del falso soporte técnico o que utilicen la web corporativa de la organización para alojar malware o un phishing con el que llevar a cabo todo tipo de fraudes. Todos estos riesgos pueden tener consecuencias muy graves para la organización, ya que su reputación está en juego, por ello INCIBE recomienda aplicar una serie de buenas prácticas y políticas de seguridad que aumenten el nivel de seguridad frente a los ciberriesgos:
--Utilizar métodos de autenticación robustos para acceder a los sistemas en la nube, al correo electrónico y a cualquier otra herramienta que se utilice en el día a día, activando en los posible el doble factor de autenticación.
--Establecer una política para clasificar la información en función de su criticidad.
--Implantar medidas de control de acceso para que únicamente acceda a la información quien debe, y realizar copias de seguridad periódicas comprobando que es posible su restauración.
--Mantener siempre los sistemas y herramientas actualizados, con los últimos parches de seguridad.
--Utilizar herramientas antimalware en todos los dispositivos que se usen y vigilar los correos electrónicos que se reciben, sobre todo, si contienen enlaces o archivos adjuntos.
--Concienciar a todos los empleados en ciberseguridad, y aplicar una política de gestión de incidentes, de acuerdo al Reglamento General de Protección de datos o RGPD.
Fuente: https://tecnologiaparatuempresa.ituser.es/
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