El Congreso permitirá que las proveedoras de conexión a Internet vendan la información que obtienen de sus clientes.
En medio del ruido que escapa de las investigaciones del Senado y de la Cámara de Representantes sobre las injerencias rusas en las elecciones, ambas cámaras han liquidado una serie de protecciones a la privacidad de los consumidores en Internet establecidas el año pasado en la recta final de la presidencia de Barack Obama.
La nueva normativa libera a las compañías proveedoras de Internet sobre restricciones en el uso de la información personal de sus clientes y de la información de sus actividades ‘online’: desde su historial de búsquedas en Internet, a datos sobre su localización o el uso de aplicaciones móviles.
La consecuencia es que las compañías podrán amasar esa información y usarla, sin el permiso de los clientes, para colocarles publicidad relevante a sus intereses o directamente venderla a terceros, como gestores de publicidad, entidades financieras o compañías que se dedican a la gestión de datos personales.
La norma ha contado con el apoyo en bloque de las mayorías republicanas en ambas cámaras del Congreso y solo falta que el presidente, Donald Trump, la rubrique con su firma. La Casa Blanca adelantó ayer que ve con buenos ojos las novedades.
Un mercado creciente y apetitoso
El acceso a la información personal de los usuarios de Internet y a todos los datos relevantes a su experiencia ‘online’ es un mercado creciente y cada vez más apetitoso. Las grandes plataformas de Internet, como Google o Facebook, devoran esos datos para ofrecer publicidad más ajustada al perfil de cada usuario, en un mercado publicitario en la red que ya ha llegado a los 83.000 millones de dólares.
Ahora, las compañías que dan acceso a Internet, gigantes de las comunicaciones como AT&T o Verizon, podrán acceder a ese pastel del negocio. Los defensores del cambio, como el nuevo presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, en sus siglas en inglés), Ajita Pai, aseguran que la norma favorece la competitividad entre empresas y que va contra una regulación “diseñada para beneficiar a un grupo de compañías frente a otro”.
La diferencia radica en que es relativamente sencillo para un consumidor optar por no usar una plataforma que utiliza los datos personales con fines publicitarios -como Facebook-, pero es más complicado cambiar de proveedor de Internet, sobre todo en algunas zonas donde solo hay una o dos compañías que ofrecen ese servicio. Además, la normativa explicita que la FCC no podrá revertir estas disposiciones en el futuro.
Oposición de consumidores y demócratas
La reacción de organizaciones de consumidores, legisladores demócratas y compañías de contenidos ha sido furibunda. Grupos como Center for Digital Democracy o Fight for the Future han iniciado campañas de presión a Trump para que no firme la norma. Este último ha comenzado una campaña de ‘crowdfunding’ para colocar carteles con los nombres de todos los legisladores que han dado el visto bueno al cambio.
Más allá de las consecuencias para la privacidad de los consumidores, la decisión anticipa una nueva era en la regulación de Internet marcada por los republicanos. El próximo objetivo podría ser la «neutralidad de la red», que ya protagonizó debates intensos durante la presidencia de Obama.
www.conectareus.com
En medio del ruido que escapa de las investigaciones del Senado y de la Cámara de Representantes sobre las injerencias rusas en las elecciones, ambas cámaras han liquidado una serie de protecciones a la privacidad de los consumidores en Internet establecidas el año pasado en la recta final de la presidencia de Barack Obama.
La nueva normativa libera a las compañías proveedoras de Internet sobre restricciones en el uso de la información personal de sus clientes y de la información de sus actividades ‘online’: desde su historial de búsquedas en Internet, a datos sobre su localización o el uso de aplicaciones móviles.
La consecuencia es que las compañías podrán amasar esa información y usarla, sin el permiso de los clientes, para colocarles publicidad relevante a sus intereses o directamente venderla a terceros, como gestores de publicidad, entidades financieras o compañías que se dedican a la gestión de datos personales.
La norma ha contado con el apoyo en bloque de las mayorías republicanas en ambas cámaras del Congreso y solo falta que el presidente, Donald Trump, la rubrique con su firma. La Casa Blanca adelantó ayer que ve con buenos ojos las novedades.
Un mercado creciente y apetitoso
El acceso a la información personal de los usuarios de Internet y a todos los datos relevantes a su experiencia ‘online’ es un mercado creciente y cada vez más apetitoso. Las grandes plataformas de Internet, como Google o Facebook, devoran esos datos para ofrecer publicidad más ajustada al perfil de cada usuario, en un mercado publicitario en la red que ya ha llegado a los 83.000 millones de dólares.
Ahora, las compañías que dan acceso a Internet, gigantes de las comunicaciones como AT&T o Verizon, podrán acceder a ese pastel del negocio. Los defensores del cambio, como el nuevo presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, en sus siglas en inglés), Ajita Pai, aseguran que la norma favorece la competitividad entre empresas y que va contra una regulación “diseñada para beneficiar a un grupo de compañías frente a otro”.
La diferencia radica en que es relativamente sencillo para un consumidor optar por no usar una plataforma que utiliza los datos personales con fines publicitarios -como Facebook-, pero es más complicado cambiar de proveedor de Internet, sobre todo en algunas zonas donde solo hay una o dos compañías que ofrecen ese servicio. Además, la normativa explicita que la FCC no podrá revertir estas disposiciones en el futuro.
Oposición de consumidores y demócratas
La reacción de organizaciones de consumidores, legisladores demócratas y compañías de contenidos ha sido furibunda. Grupos como Center for Digital Democracy o Fight for the Future han iniciado campañas de presión a Trump para que no firme la norma. Este último ha comenzado una campaña de ‘crowdfunding’ para colocar carteles con los nombres de todos los legisladores que han dado el visto bueno al cambio.
Más allá de las consecuencias para la privacidad de los consumidores, la decisión anticipa una nueva era en la regulación de Internet marcada por los republicanos. El próximo objetivo podría ser la «neutralidad de la red», que ya protagonizó debates intensos durante la presidencia de Obama.
Fuente: http://www.abc.es/
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