Un proyecto
pionero español basado en código abierto promete eliminar el «ransomware» de
los ordenadores mediante un sistema trampa capaz de detectar y detener este
tipo de ataques que cifran el dispositivo a cambio de un pago.
Virus
informáticos, «malware», secuestro de datos. Los ordenadores conectados a
internet están permanente en riesgo ante los posibles ataques de personas
malintencionadas. El método, evitar el acceso a sus usuarios solicitando el
pago de una cantidad de dinero como contrapartida para devolverle la
información. Es el llamado «ransomware». Su envío se ha duplicado en los dos
últimos años y, desde hace relativamente poco, comienza a pergeñar su estrategia
en el entorno móvil dado que los teléfonos móviles inteligentes gozan de gran
popularidad en la sociedad.
Ese peligro,
y sobre todo la capacidad de adaptación y propagar sus efectos del secuestro de
datos, encendió la bombilla a un desarrollador español, Yago Jesús, experto en
seguridad informática, que ha creado una herramienta, Anti-Ransom, basada en
código abierto, que promete eliminar todo rastro de «ransomware»
independientemente de su categoría.
A diferencia
de los programas antivirus, que en sucesivas actualizaciones incluyen las
diferentes familias y categorías del software malicioso, esta herramienta hace
frente a este tipo de amenazas que ejerce la extorsión online mediante la
creación de una carpeta-señuelo en el ordenador que atrae al virus, logrando
así meterlo en una especie de «celda» para su posterior eliminación.
«Frente a
este tipo de amenazas de secuestro de datos y cifrados del ordenador se han
producido dos corrientes: por un lado, los expertos de seguridad fichan
muestras y catalogan las familias del programa malicioso, pero van un paso por
detrás porque cuando haya una mutación del software no se encuentra en la base
de datos», relata Yago Jesús, autor de la herramienta y editor del blog
especializado «Security by Default». Ahora, ha lanzado
la tercera versión de esta herramienta para prevenir y eliminar la infección
provocada por este tipo de ciberataques.
Cuando se
instala la herramienta se crea una carpeta-señuelo en donde se depositan una
serie de documentos organizados de forma aleatoria y que, aparentemente, tienen
la misma naturaleza de otros ficheros importantes, de ahí que tengan formatos
muy extendidos y utilizados, como documentos de texto como Microsoft Word o
herramientas de análisis de datos tipo Excel. «Hay un proceso que monitoriza el
sistema y, cuando se detecta una modificación de dicha carpeta porque los
ficheros cambian, os mata», explica.
La idea es,
por tanto, crear «un cebo» para atrapar y eliminar los programas de
«ransomware» que causan estragos. Al actuar de manera lógica, cuando se produce
el ataque es cuestión de detectarlo y aplicar los métodos de eliminación. Solo
un ejemplo, el tipo bautizado como Cryptowall supuso unas pérdidas de 18
millones de euros a las empresas el pasado año, demostrando así que hay una
gran batalla por librar.
La
herramienta Anti-Ransom es capaz de eliminar la gran mayoría de todos los tipos
de «ransomware». «Todas las muestras que he probado ha tenido efectividad»,
asegura Jesús, quien recalca la importancia de poner freno a estos ataques. Con
todo, y pese a que el «ransomware» no es una técnica realmente nueva, sus
perniciosos efectos van más allá del mero bloqueo de un ordenador. Está viendo
una explosión de este tipo de «malware», cuyo desarrollo va en aumento tanto
desde el punto de vista técnico como desde el de la ingeniería social. Y, en
caso de ser atacado, las víctimas pueden perder meses de trabajo e importantes
datos personales e información sensible para su vida personal y laboral.
Se estima que
en los cinco primeros meses de 2016 se produjeron unas 50 nuevas familias de
«ransomware» liberadas, con una media de 10 nuevas familias al mes, según datos
de la compañía de seguridad informática Trend Micro, que apunta que con el
curso que están tomando las cosas se espera que la cifra aumente, así como el
número de víctimas afectadas.
En opinión de
los expertos, incluso sin contar el pago del rescate, el coste relacionado con
la pérdida de productividad y la inactividad de los empleados, con el daño a la
marca y a su reputación, es muy alto; a lo que habría que sumar las posibles
consecuencias penales por incumplimiento de la normativa. Algunos informes
señalan que el FBI calcula que en el primer trimestre de 2016 las pérdidas
ascendieron a 209 millones de dólares, un aumento considerable frente a los 24
millones de dólares de todo 2015.
Fuente: http://www.abc.es/
www.conectareus.com
Fuente: http://www.abc.es/
www.conectareus.com
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